La vida lo golpeó de la peor manera con el secuestro y a la muerte de su hijo Axel. Casi sin quererlo -aunque no le desagradó- se convirtió en símbolo del reclamo de «mano dura». Abudicido por la derecha, Patricia Bullrich, Mauricio Macri y Cecilia Pando eran incondicionales en sus marchas con velas encendidas. Pero una mentira -no se había recibido de ingeniero- terminó con sus aspiraciones políticas y se quedó solo, sin los amigos del campeón.

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